Joselito nos enseña a ser valientes ante colonizaciones ideológicas, afirma cardenal

Joselito nos enseña a ser valientes ante colonizaciones ideológicas, afirma cardenal
Conozca el milagro que permite canonización de José Sánchez del Río, el niño cristero
LAS CATACUMBAS DE LOS CRISTEROS DE QUITUPAN EN SAHUAYO (VIDEO)
El ejemplo arrastra y Joselito arrastró a muchos
Homilia del Papa Francisco en canonización de 7 nuevos santos
Imágenes de San José Sánchez del Río
Triduo a San José Sánchez del Rio
Oraciones a San José Sánchez del Río en imágenes




VATICANO, 15 Oct. 16 / 05:10 pm (ACI).- El Arzobispo de Morelia (México), Cardenal Alberto Suárez Inda, destacó la presencia de “muchos mexicanos” en Roma (Italia) para presenciar la canonización del joven cristero José Luis Sánchez del Río, cuya heroicidad durante la persecución religiosa de principios del siglo XX, es ejemplo para los católicos de hoy que enfrentan la persecución sutil de las colonizaciones ideológicas.

En declaraciones a ACI Prensa, el Purpurado recordó que desde sus inicios “la historia de la Iglesia es la historia de una Iglesia martirial”, con las persecuciones a los primeros cristianos –entre ellos Pedro y Pablo- y las ocurridas en Corea, Japón, e incluso en países con profundas raíces católicas como España y México.

Sin embargo, señaló que si bien “muchos no tenemos la gracia del martirio cruento”, sí estamos llamados a “ser heroicos en el cada día, en la vida ordinaria y esto nos invita a no desfallecer, a no dejarnos arrastrar por una corriente, sino mantenernos firmes en la fe cuando hay unas persecuciones ahora más sutiles que son, a veces, como dice el Papa, una colonización ideológica”.


“José Sánchez del Río, que de manera valiente, generosa, decidida, prefirió morir por Cristo, anhelaba el martirio como una gracia; y ahora que el Papa Francisco lo canoniza, sin duda que reconocemos que tenemos un gran intercesor y un gran ejemplo para la juventud”, afirmó.

El Arzobispo de Morelia –ubicada en el estado de Michoacán, donde está Sahuayo, el pueblo natal del futuro santo-, recordó que para México la persecución religiosa iniciada por el presidente Plutarco Elías Calles fue una “época amarga, dramática”.

Sin embargo, “la providencia de Dios ha dejado (a los mártires mexicanos) como la semilla de muchos nuevos cristianos, auténticos, y desde luego jóvenes como José Luis Sánchez del Río es sin duda un motivo de santo orgullo. No de un orgullo fatuo, sino de saber que un joven puede tener la valentía, puede tener la clarividencia, la lucidez para decir ‘me voy a ganar el Cielo, es la gran oportunidad’” y no dar “ni un paso atrás”.


En ese sentido, dijo que la decisión del futuro santo de convencer “a quienes querían liberarlo pagando la suma grande de rescate”, enseña que “lo que vale en la vida verdaderamente, más que el dinero, pues es el tesoro de nuestra fe”. Añadió que esto hoy es también un ejemplo para México, “en que se le pone precio a la vida de algunas personas”.

Por ello, el Cardenal Suárez Inda exhortó a los fieles a no dejarse llevar por las colonizaciones ideológicas, ni por “una rutina, un cansancio” o “simplemente un acostumbrarnos a un espíritu mundano”. “Necesitamos reaccionar y ser verdaderamente fieles a Jesús en la virtud, en la actitud de confianza en Dios y también de enfrentarnos a todos esos obstáculos que presenta la vida cristiana en el mundo de hoy como en cualquier época y en cualquier ambiente”, expresó.

Postulador del niño cristero: Es un mártir de los derechos fundamentales de la persona




Roma, 15 Oct. 16 / 06:30 am (ACI).- El Postulador de la Causa de José Sánchez del Río, conocido por muchos como “el niño Cristero” o simplemente por “Joselito”, es el P. Fidel González, quien conoce todos los detalles que han posibilitado que sea canonizado por el Papa Francisco el domingo 16 de octubre y asegura que “es un mártir de los derechos fundamentales de la persona”.

“Muchos lo llaman niño, pero tenía 14 años y estaba a punto de cumplir los 15, era un adolescente que desde un punto de vista psicológico, sus actitudes correspondían a un joven de unos 18-20 años de los de hoy”, aseguró el postulador a ACI Prensa.

“Esto se ve en la madurez de sus respuestas y en el modo en cómo se enfrenta con una de las persecuciones más violentas del siglo XX. Este siglo es el de los mártires, como dijo Juan Pablo II, es el siglo de los grandes totalitarismos que mandaron al martirio unos 27 millones de personas, más que todo el resto de la historia del cristianismo”.

El sacerdote asegura que el caso de Joselito “es excepcional”, porque “un muchacho de casi 15 años que acepta la muerte con la conciencia total de que su decisión le podía llevar al martirio y que incluía torturas psicológicas y su asesinato es de una persona heroica”.


“La última tortura que sufrió fue que le desollaron los pies y le hicieron caminar desde la iglesia parroquial donde fue bautizado hasta el cementerio, casi a media noche, al tiempo que dejaba las huellas de sus pies en el camino”. Además, “le habían roto la mandíbula y los dientes con la culata de un fusil, y así ensangrentado, gritaba ‘¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Virgen de Guadalupe!’”, continuó.

Antes de morir, “escribió una carta a su madre en la que dijo ser consciente de que iba a ser fusilado, en la que confesaba su fe en Cristo y que aceptaba esa muerte e invitaba a sus hermanos a unirse también en esta ‘protesta’ religiosa por los derechos humanos”.

El postulador de la causa recuerda que lo que pedían era “la libertad de conciencia y a la libertad religiosa, no pedían privilegios de ningún tipo, pero algo que el gobierno de entonces negaba”.

José Sánchez, “no fue solo un mártir del cristianismo, sino de lo que es el hombre, en defensa de los derechos fundamentales de la persona desde que nace hasta que muere” y él “muere con la conciencia de todo esto”, dice el P. Fidel.

Para el postulador, la persecución que vivió México entonces “fue algo diabólico” en el que se intentó “deshacer el rostro de Dios en la persona”.

Una vez asesinado “a pesar del toque de queda, la gente salió de sus casas a recoger la tierra ensangrentada dejada en el camino por Joselito, y la tumba se convirtió en un imán que el gobierno nunca pudo parar”.

Pero existen otros dos detalles poco conocidos en la historia del próximo santo mexicano. Uno de ellos es sobre el jefe político “responsable inmediato de la orden de acabar con la vida de José Sánchez”. “Pertenecía a una buena familia, había perdido su fe y había traicionado la tradición familias porque tenía dos hermanas religiosas, una buena esposa y llegaría a tener dos hijos, uno de los cuales se ordenó sacerdote y aún vive”.

Con él se ha dado “el primer milagro moral” de Joselito, porque “al final de su vida –recordemos que le llevó a la muerte– fue asesinado en un viaje en un tren por un adversario político del mismo partido”. “Estando moribundo, pidió un sacerdote (entonces ser sacerdote significaba estar condenado a muerte). Se levantó un viajero y dijo que él lo era y asistió al político en sus últimos minutos de vida”.

El postulador asegura que “las víctimas de esta represión no son menos de 100 mil personas” y revela que “tengo una lista de unas 300 personas que murieron de forma similar a Joselito y podrían ser canonizadas mañana mismo”. Pero “José Sánchez es el más famoso y el más significativo y por eso su figura es relevante entre todo el martirologio del siglo XX. Es el único muchacho de esas edad”.


CIUDAD DE MÉXICO, 08 Oct. 16 / 12:05 pm (ACI).- El próximo domingo 16 de octubre el Papa Francisco canonizará al Beato José Sánchez del Río, el niño cristero que fue mártir de la persecución religiosa que sufrió México en la segunda década del siglo XX.

“Joselito”, como se le conoce al pequeño testigo de Cristo, fue torturado y asesinado el 10 de febrero de 1928 por oficiales del gobierno de Plutarco Elías Calles porque se negó a renunciar a su fe.

La guerra cristera en México se inició tras la legislación anticlerical de 1926 promovida por Calles. Los católicos que se levantaron en armas en defensa de la fe fueron llamados cristeros.

A continuación 7 cosas que debes saber de la vida del Beato Joselito, explicadas por el postulador de su causa de canonización, P. Fidel González Fernández, en diálogo con el periódico El Pueblo Católico.

1.- Pidió a Dios la gracia de morir mártir

Cuando su familia se trasladó a Guadalajara, José fue a la tumba del abogado Anacleto González Flores, martirizado el 1 de abril de 1927. Allí el muchacho pidió a Dios poder morir como Anacleto en defensa de la fe católica.

Uno de los 27 testigos en su proceso indicó que el joven tomó la decisión de unirse a los cristeros en esa visita-peregrinación. Su resolución se hizo más fuerte y rogó a sus padres que lo dejasen unirse a los cristeros.

Al inicio se negaban por su corta edad. Incluso llegó a decirle a su madre: “nunca ha sido tan fácil como ahora ir al paraíso”. Al final, le dieron su permiso y bendición.

2.- Dio la vida por un cristero

José sirvió a los cristeros -que en un principio no quisieron aceptarlo porque era joven y por el peligro al que se exponía- como portaestandarte de la imagen de la Virgen de Guadalupe, pero no llegó a tomar parte activa en los enfrentamientos armados.

El 6 de febrero de 1928 durante un enfrentamiento entre las tropas del gobierno y los cristeros, le dispararon al caballo del jefe cristero Luis Guízar Morfín.

Joselito se bajó del suyo y “en un acto heroico” para que no fuera hecho prisionero se lo ofreció diciéndole: “mi gene­ral, tome usted mi caballo y sálvese; usted es más necesario y hace más falta a la causa que yo”.

Así Guízar Morfín pudo escapar y el joven fue capturado junto con su amigo Lázaro.

3.- El lugar de su bautizo fue su prisión

Luego de ser capturado el 7 de febrero de 1928 Joselito fue encerrado en el baptisterio de la iglesia de Santiago Apóstol en Sahuayo, que había sido convertida en una cárcel y en caballeriza de las tropas del gobierno. Así el lugar donde fue bautizado se convirtió en su prisión.

4.- Defendió una iglesia convertida en gallinero

El postulador contó que el tabernáculo y el presbiterio de la iglesia donde estaba prisionero fue convertido en un gallinero donde se entrenaban los gallos de pelea del gobernador.

José “reaccionó con fuerza matando a los gallos, y sin miedo a las amenazas de muerte”. Allí le dijo al carcelero: “la casa de Dios es para rezar, no para usarla como un establo de animales. Estoy dispuesto a todo. Puede fusilarme. Así me encontraré enseguida en la presencia de Dios y podré pedirle que le confunda”.

5.- Vivió su fe sin temor al peligro

El presidente Plutarco Elías Calles promulgó varias restricciones a la Iglesia y los que se atrevían a desobedecer y profesar su fe eran enviados a la cárcel y ejecutados.

“Acudía al catecismo y se distinguía por su compromiso en las difíciles actividades parroquiales, (…) se acercaba a los sacramentos, cuando podía, porque el culto público estaba prohibido, poniendo en peligro su vida; rezaba cada día el santo Rosario junto con su familia. A pesar de ser todavía muy joven, José sabía muy bien lo que estaba viviendo México en aquella persecución”, indicó el postulador.

“La etapa de la adolescencia -explicó el sacerdote- tiene características particulares muy conocidas: es tiempo de búsqueda de un modelo para identificarse y de un ideal que fundamente toda la vida. José lo encontró en Cristo y su an­helo más grande fue entregarse totalmente en favor de la Iglesia ultrajada”.


6.- Su padrino de primera comunión mandó asesinarlo

Según recordó el postulador, el padrino de primera comunión de Joselito fue Rafael Picazo Sánchez. Incluso estaban emparentados y era amigo de la familia.

Fue él quien, influenciado por el presidente Calles y su odio a la Iglesia, ordenó asesinarlo. Se le considera “el autor intelectual” de su martirio.

7.- Le arrancaron la piel de los pies

Al inicio Rafael Picazo no quería asesinarlo así que le hizo varias propuestas tentadoras para hacerlo renegar de su fe. Le ofreció inscribirlo en la prestigiosa escuela militar del régimen e incluso mandarlo a Estados Unidos. Sin embargo él las rechazó.

Entonces Picazo pidió a la familia la suma de 5 mil pesos de oro para su rescate. Su padre reunió el dinero, pero José le pidió que no pagara el rescate porque ya había ofrecido su vida a Dios y “su fe no estaba a la venta”.

Dos testigos de su martirio contaron que ya en el mesón, los soldados le arrancaron la piel de la planta de los pies con un cuchillo. Después lo hicieron caminar hasta el cementerio mientras lo golpeaban.

El P. González dijo que “querían obligarlo a apostatar de la fe con las torturas, pero no lo lograron. Sus labios solamente se abrían para gritar ‘¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!’.

En el cementerio el jefe de los soldados ordenó apuñalarlo para que no se oyeran los disparos. Con cada puñalada José gritaba: “¡Viva Cristo Rey!”, “¡Viva Santa María de Guadalupe!”. Después el jefe le disparó dos veces en la cabeza. Eran las 11:30 p.m del 10 de febrero de 1928.