Coronas de la Virgen de Guadalupe mexicana

CORONA PONTIFICA
Corona que entregó el Papa León XIII a la Virgen de Guadalupe en 1895. Se coloca en festividades importantes

La cual es reservada para eventos especiales.

Es de oro y plata, manufacturada en París, Francia, mide 62 centímetros de longitud y 130 de circunferencia, con incrustaciones de piedras preciosas, 22 ángeles de relieve, cincelados y esmaltados que se alternan con 52 estrellas formadas con cristales finos.

Es una moldura circular en la que descansa el globo terráqueo esmaltado, se ve ambas Américas y México en especial, que simboliza la unión de los continentes.

Sobre el mundo reposa el águila de México y sobre su dorso descansa una cruz de cristales finos.
La tradición cuenta que fue construida con el oro, la plata y las joyas que regalaron diversas señoras mexicanas

Descripción y Técnica de Manufactura

Se le denomina Corona Pontificia debido a que el título lo otorgó el Papa, que es Sumo Pontífice, Obispo de Roma y máxima autoridad de la Iglesia Católica.

La idea simbólica de la corona fue original del Sr. Rómulo Escudero y Pérez Gallardo y el dibujo del pintor mexicano Salomé Pina.

Fue elaborada por Edgar Morgan, artista parisense, y mide 62 centímetros de altura por 59 centímetros de circunferencia.

 La tradición cuenta que fue construida con el oro, la plata y las joyas que regalaron diversas señoras mexicanas; sin embargo, es posible que aunado a esto, cuente con una estructura de bronce que sostiene todas las aplicaciones.

 La corona se divide en cuatro niveles.

1) Cintilla o base: es la parte inferior de la corona, que está compuesta en su centro por veintidós medallones con rosas pintadas con esmalte y las cuales en su parte baja muestran el nombre de cada uno de los obispados.

Entre éstos se alternan esmeraldas engastadas, a manera de decoración. Sobre ellas, hay 52 estrellas hechas con diamantes de diversos tamaños y, en el borde inferior se aprecian veintidós ángeles elaborados en relieve, cincelados y esmaltados.

2) Cuerpo: lo forman seis escudos pintados con esmalte, los cuales representan los escudos de armas de los arzobispados.

Éstos están ligados entre sí, por medio de seis ángeles alados, cuyas plumas están esmaltadas en color rojo, blanco y amarillo, mientras que su túnica es de color azul. Además, estos personajes cuentan con aureolas cubiertas de diamantes.

3) Cúpula: compuesta por dos secciones, seis franjas verticales de rosas de oro y seis franjas de estrellas de diamantes, de tamaños crecientes: de la punta (más chicas) a la base (más grandes).

4) Remate: es una moldura circular de hojas cinceladas, llenas de diamantes, rubíes y zafiros engastados. Sobre ésta, está colocado un globo terráqueo y, a su vez, sobre él un águila devorando una serpiente.

Para finalizar, cuenta con un remate en forma de cruz, adornada con diamantes y una argolla, para sostener toda la corona.

 Restauración 
Las coronas de la Virgen se cambian periódicamente y, durante el tiempo en que no se encuentran en exhibición, se resguardan en las instalaciones del Museo de la Basílica de Guadalupe y se les da el tratamiento necesario.

En general, los procesos de restauración ejecutados son los siguientes:

Para comenzar, se elimina todo el polvo que se acumula en la superficie, ya que se exhibe durante varios meses.
Este procedimiento se realiza con la ayuda de brochas de pelo suave, incluso en las zonas de difícil acceso.
Al estar realizada en metal, en cada intervención se le coloca una capa de protección, que aísla al metal de los agentes ambientales y evita su corrosión. Sin embargo, a pesar de esto, se forman algunas manchas, debido a la presencia de humedad, por lo que -después de eliminar el polvo-, se retira esta capa de protección, con el fin de tratar las manchas de corrosión, las cuales se aprecian de distinto color, dependiendo del tipo de metal del que están hecho los objetos.

Los elementos realizados en cobre, tienden a verse de color verde, los de plata, de color negro y, los de oro, de color rojo, etc.
Si bien, la corrosión es un proceso natural que se da en los metales, la acumulación de este producto, no sólo afecta la estética de los objetos, sino que compromete la estabilidad material, reflejándose en un futuro como pérdida de material.

 Los productos de corrosión que se localizan en la corona, se eliminan con una mezcla de solventes aplicados con pequeños hisopos.
En algunos casos, donde las manchas son muy grandes y se encuentran muy incrustadas al metal sano, se llega a usar un abrasivo muy suave para eliminarlas.

 Para devolver el acabado brillante a toda la superficie, se emplean pulidores y paños de algodón. Por último, se coloca de nuevo una capa de protección transparente, para lograr que el acabado limpio y brillante de la corona, permanezca por mayor tiempo y evitar que los productos de corrosión aparezcan.

La corona pontificia se colocará en los próximos días para conmemorar el aniversario de la coronación de la Virgen de Guadalupe que, como ya se señaló, ocurrió el 12 de octubre de 1895.



Diadema de oro y plata regalada a la Virgen de Guadalupe por el Papa Francisco

Corona que usa la Virgen en tiempo normal