Jesús Crucificado se apareció en el cielo de México en 1847




NOTA DE PUNTADAS DE FAMILIA

Me parece justo hacer ésta anotación, antes de compartir un artículo que me llamó la atención. Siendo mexicana, desconozco mucho de mi fé y mucho de los acontecimientos que han tenido lugar en México.

Me llamó la atención saber que Cristo se apareció en un pueblo mexicano en el siglo antepasado, un día después de un terrible terromoto acaecido ahí. Puedo imaginar lo que para ésas gentes sencillas fué. Recibir un consuelo tan grande en ése momento tan doloroso, que Cristo mismo en su infinita misericordia se acercara a consolarlos, es algo grandioso. Tanto, que se movilizaron para darlo a conocer, se construyó un templo para dar gloria a Dios y para tener un lugar donde recibir ésa gran misericordia.

En la actualidad ya nada nos sorprende. Hemos sido testigos de cosas increíbles que ya no nos llenan de fé. Hemos visto estatuas que permanecen en pie después de un temblor o una desgracia, como un mensaje de esperanza para la humanidad ("si éstos callan, las piedras hablarán" nos dice Lucas 19, 40) Y como la palabra de Dios se cumple, ha habido manifestaciones de imágenes que lloran, como la Dolorosa en Ocotlán en Puebla; en los Angeles, USA, una estatua de la Virgen se mantuvo en pie en un jardín, mientras todo a su alrededor estaba destruido por un desastre climático, etc.

Un megahuracán como nunca se tiene recuerdo en el mundo, llamado "Patricia" estuvo a punto de destruir Jalisco y gran parte de México y como si una mano celestial lo hubiera movido, pasó sin causar tanto daño. Las redes se llenaron de oraciones, estábamos pendientes del paso de "Patricia" en 1915.

Recientemente, en el noroeste de México, "Rosa" un huracán que amenazaba con causar grandes desastres, pasó gracias a Dios sin causarlos.

En fin... tantas y tantas manifestaciones del amor de Dios. Y somos un pueblo tan ingrato que no caemos de rodillas para agradecerlo. Eso es lo que me parece increíble. Veo jóvencitas haciendo marchas a favor del aborto, veo jóvenes rechazar el mensaje de Cristo, personas atacandor a su Iglesia como si fuera lo peor y defendiendo lo indefendible. Y me da tristeza. Veo tanta gente trabajando para llevar el mensaje de amor de Jesús y son rechazados.

Dios perdone tanta ceguera.


El Prodigio de Ocotlán, Jalisco




La aparición del Señor de la Misericordia, 3 de Octubre de 1847.

Un genio corruptor, escapado de los pestilentes antros del averno, cernía sus negras alas en el cielo de Ocotlán, allá como a mediados del siglo XIX” J. Reyes Zavala, 1897.

El acontecimiento del Prodigio se deriva de un fuerte sismo que redujo a escombró al pueblo de Ocotlán. El día sábado 2 de octubre, como a eso de las siete de la mañana un temblor sacudió la población, a las nueve de la mañana una réplica de mayor magnitud trajo abajo al vecindario incluyendo el templo parroquial y demás construcciones, solo quedo en pie la Capilla de La Purísima y la hacienda de la familia Castellanos. El resultado fue de más de 50 muertos y miles de heridos y damnificados.

Singular coincidencia, a la misma hora, en la que un día antes había tenido lugar el espantoso terremoto, acaeció también la maravillosa aparición del Divino mártir del Gólgota” J. Reyes Zavala, 1897.

Por la mañana del domingo 3 de Octubre de 1847, cuando el Padre Julián Navarro, vicario parroquial se disponía a iniciar la celebración de la eucaristía se vio al noroeste una nube muy blanca, y en medio de ella comenzó la aparición de la imagen perfecta de Jesucristo Crucificado. Esta aparición duró más de media hora, y de ella fueron testigos los más de dos mil fieles que se disponían de la celebración, así como del párroco, Sr. Cura D. Julián Martin del Campo y del alcalde, D. Antonio Jiménez; todos pedían a gritos al Cristo aparecido “Misericordia Señor”. Ante este acontecimiento histórico se desprende la gran devoción al Señor de la Misericordia de Ocotlán.


Negar un hecho extraordinario, humanamente hablando, pero posible y necesario en el orden sobrenatural es orillarnos a la negación de los milagros, exponer al espíritu al frío y desalentador escepticismo y para decirlo de una vez, contentar al ateo en su loca y delictuosa incredulidad…” J. Reyes Zavala, 1897.

Imagen relacionada

El domingo 3 de octubre de 1847, antes de celebrarse una Misa en el camposanto de la capilla de La Purísima Concepción en la ciudad de Ocotlán, en México, más de 2 mil personas fueron testigos de una imagen perfecta de Jesucristo Crucificado que apareció en el cielo por más de 30 minutos.

A este hecho histórico –aprobado por la Arquidiócesis de Guadalajara en 1911– se le conoce como “El Prodigio de Ocotlán” y ocurrió un día después de que un temblor dejara en ruinas a esta localidad del estado de Jalisco, con un saldo de 40 muertos.

Antes de iniciarse la Misa aquel 3 de octubre, que sería presidida por el vicario parroquial P. Julián Navarro, empezaron a unirse dos nubes muy blancas al noroeste del cielo y en medio de ellas apareció la imagen de Cristo.

Los presentes y quienes se encontraban en pueblos cercanos se conmovieron, hicieron actos de contrición y pidieron a gritos “Misericordia al Señor”. Por tal motivo este Cristo fue nombrado el “Señor de la Misericordia”, y en su honor, en septiembre de 1875, se bendijo y consagró un nuevo templo parroquial dedicado a Él.

Entre los fieles que presenciaron el prodigio también se estaba el P. Julián Martín del Campo, párroco de la comunidad, y Antonio Jiménez, el alcalde de la ciudad. Ambos enviaron cartas a sus respectivos superiores contando lo ocurrido.

Además, tras el prodigio se elaboró un expediente con 30 testimonios de testigos oculares por mandato del laico Miguel Castellanos. Cincuenta años más tarde, en 1897, bajo la orden del entonces Arzobispo de Guadalajara, Mons. Pedro Loza y Pardavé, se realizó un nuevo expediente con 30 personas más, entre ellos 5 sacerdotes.

El 29 de septiembre de 1911 el entonces Arzobispo de Guadalajara. Mons. José de Jesús Ortiz y Rodríguez. firmó el documento que avala la aparición de Jesucristo en Ocotlán y el culto y veneración que realizan los fieles de esa localidad a la venerada imagen del Señor de la Misericordia ubicada en el Santuario del mismo nombre.

“Debemos reconocer como hecho histórico, perfectamente comprobado, la aparición de la bendita imagen de Jesucristo Crucificado (…) y que no pudo ser obra de alucinación o de fraude, puesto que se verificó en plena luz del día, a la vista de más de dos mil personas”, expresó el Arzobispo.

También señaló que para que nunca se olvide la Misericordia del Señor, los fieles debían “congregarse en la forma que fuere posible, después de purificadas sus conciencias con los santos sacramentos de la Penitencia y Sagrada Comunión, y jurar solemnemente en la presencia de Dios, por sí y sus descendientes, que año por año celebrarán el aniversario del 3 de octubre”.

Después de la aprobación y para dar cumplimiento con lo dispuesto por el Arzobispo de Guadalajara, en 1912 iniciaron las festividades públicas en honor al Señor de la Misericordia recordando el Prodigio de 1847. Actualmente las fiestas duran 13 días, del 20 de septiembre al 3 de octubre.

Tiempo después, en 1997 San Juan Pablo II envió su Bendición Apostólica al pueblo de Ocotlán por motivo de los 150 años del prodigio y pidió celebrar sus fiestas santamente, viviendo los sacramentos.